Para darnos una idea del tamaño de la epidemia homicida en México y en Michoacán hay que ponerla en contexto con los siguientes datos: Latinoamérica, con solo el 8% de la población mundial, concentra el 33% de los homicidios dolosos a nivel global, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Este índice desproporcionado convierte a la región en una de las más letales del planeta, superando los umbrales establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera niveles epidémicos a tasas superiores a 10 homicidios dolosos por cada 100,000 habitantes. (HD x C/D 100mil Hab).
México registra una tasa de 25, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), la tasa de homicidios dolosos en Michoacán ha pasado de 27 a 25 por cada 100,000 habitantes en los últimos tres años. Sin embargo, hay municipios como Zamora, Jacona, Cojumatlán de Régules y Uruapan que presentan tasas alarmantes que superan los 100 homicidios por cada 100,000 habitantes, cifras que representan una epidemia de violencia letal asociada al control territorial de los grupos del crimen organizado.
Para las autoridades en Michoacán los homicidios dolosos han sido el indicador más utilizado para “medir los resultados en la estrategía de seguridad”. Sin embargo, una reducción en estas cifras no necesariamente refleja una mejora en la seguridad. Al analizar los datos y las tendencias recientes, queda claro que estas estadísticas, lejos de mostrar una realidad contundente, están plagadas de inconsistencias metodológicas, categorías ambiguas y prácticas que distorsionan la verdadera magnitud de la violencia letal y el fenómeno criminal.
Recientemente autoridades estatales en conferencia de prensa celebran una reducción del 54.82% en víctimas de homicidio doloso entre octubre de 2021 y agosto de 2023 https://michoacan.gob.mx/noticias/baja-homicidio-doloso-mas-del-50-en-michoacan-ssp/ – :~:text=- Las víctimas de homicidio doloso,Seguridad Pública, Juan Carlos Oseguera; estas comparaciones carecen de fundamentos metodológicos. Comparar cifras de meses específicos en distintos años no constituye evidencia suficiente ni sostenida para afirmar una tendencia a la baja. Este tipo de análisis fragmentado y sin rigor científico refleja más un intento de manipulación que una mejora real en la seguridad pública.
Si hacemos una análisis más de cerca, en los últimos tres años(2022 – 2024), Michoacán reportó 509 carpetas de investigación bajo la categoría de homicidios culposos «no especificados» (SESNSP), mientras que estados como Guanajuato (estado predilecto del regimen para hacer comparaciones en la materia) registraron cero (0) en esta misma categoría. Esto levanta serias sospechas sobre una posible reclasificación de homicidios dolosos para disminuir las cifras de violencia letal en nuestro estado.
Otro hallazgo preocupante es que Michoacán reportó 30 homicidios culposos con arma de fuego durante el mismo periodo, una categoría que Guanajuato, pese a superar a Michoacán en números absolutos de homicidios dolosos, no registra en sus estadísticas oficiales, dicho de otra manera, para esa misma categoria Guanajuato registró cero casos. (SESNSP, 2022 -2024).
Y es que la idea de clasificar un homicidio con arma de fuego como «culposo» resulta controvertida y difícil de justificar, dado que este tipo de crímenes, por su naturaleza, suelen implicar intencionalidad. Esta discrepancia (como muchas otras) sugiere no sólo una diferencia de criterios en la manera en que ambos estados registran los datos, sino también una posible explicación de porque el estado vecino de Michoacán, Guanajuato, registra más homicidios dolosos en cifras absolutas y plantea serias dudas de la magnitud de la violencia letal en Michoacán.
Además, Michoacán en la categoría “otros delitos que atentan contra la vida e integridad corporal” alcanzó un récord histórico, acumulando 876 carpetas reclasificadas en esa categoría de investigación en los ultimos tres años. Este tipo de clasificaciones ambiguas plantea preguntas críticas: ¿Por qué no se especifica si corresponden a homicidios dolosos, feminicidios o lesiones graves ¿Se trata de un problema metodológico o una estrategia deliberada para ocultar la verdadera magnitud de la violencia?
Un aspecto aún más alarmante es la relación entre homicidios y desapariciones. En Michoacán, muchas personas asesinadas no son localizadas, lo que convierte estos crímenes en desapariciones y no en homicidios dolosos desde el punto de vista estadístico.
Esta omisión estadística no solo invisibiliza a las víctimas, sino que también falsea la narrativa de una supuesta reducción de la violencia sin sustento serio y metodológico ya que cientos probablemente miles de homicidios quedan fuera de las estadísticas oficiales, perpetuando una percepción errónea de que la situación está bajo control cuando, en realidad, el problema es mucho más profundo.
Una evaluación seria en materia de seguridad requiere de establecer estándares nacionales claros para la clasificación de delitos, realizar auditorías independientes de las estadísticas y garantizar que los homicidios en contextos de desaparición no queden fuera de los análisis. Sin transparencia y rigor metodológico, cualquier discurso de éxito será un espejismo que perpetúa la inseguridad, la desconfianza institucional y la desprotección de las víctimas.
El manejo estadístico de la violencia en Michoacán no solo oculta la verdadera magnitud del problema, sino que también evidencia una grave crisis de credibilidad en las políticas públicas de seguridad.