Es particularmente irónico que Donald Trump haya elogiado a la Presidenta Sheinbaum por sugerirle la idea de lanzar campañas contra las drogas en Estados Unidos. Ese país ha sido pionero en este tipo de estrategias. “Fue una conversación muy interesante, porque vamos a gastar cientos de millones de dólares publicitando lo malas que son las drogas para que los niños no las consuman, que te devoran el cerebro, destruyen los dientes, la piel, todo. Y le agradecí por eso, ya saben, hago muchas llamadas y nunca aprendo nada de nadie”, dijo Trump.
En los años 80, Estados Unidos lanzó la famosa «Just Say No», una iniciativa impulsada por Nancy y Ronald Reagan, campaña que formó parte de la “guerra contra las drogas” que declaro Richard Nixon en 1971 y que buscaba prevenir el consumo de drogas a través de la repetición de un eslogan simplista y alarmante. Décadas después, el consumo en muchas drogas ha ido en aumento hasta la crisis de opioides que ha alcanzado niveles históricos, demostrando que este enfoque no funcionó.
Si bien es cierto, las campañas mediáticas contra las drogas han sido una estrategia recurrente en la lucha contra el consumo de sustancias ilícitas, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, la evidencia científica, como la presentada en el estudio de Terry-McElrath (2011), sugiere que estas iniciativas han tenido un impacto limitado o incluso contraproducente.
Desde la «Partnership for a Drug-Free America» (1986-1998) hasta la «National Youth Anti-Drug Media Campaign» (1998-2006), el gobierno de Estados Unidos ha invertido millones de dólares en publicidad con la esperanza de reducir el consumo de drogas. A pesar de su amplia difusión en medios, los datos no muestran una correlación clara entre la exposición a estos mensajes y una disminución del consumo entre los jóvenes.
De igual forma un metaanálisis del Observatorio Europeo de las Drogas y la Toxicomanía (EMCDDA) analizó 14 campañas preventivas y concluyó que ninguna tuvo un impacto significativo en la reducción del consumo de drogas. De manera similar, una evaluación de la «National Youth Anti-Drug Media Campaign» en EE.UU. determinó que no sólo fue ineficaz, sino que pudo haber tenido efectos negativos, aumentando la curiosidad de los jóvenes por experimentar con sustancias.
Cada gobierno, sin excepción, ha intentado combatir el consumo de drogas con campañas de comunicación masiva, sin embargo, la evidencia científica ha demostrado que estas estrategias están lejos de cumplir su cometido.
«El fentanilo mata»
La presidenta Claudia Sheinbaum ha lanzado la campaña «Aléjate de las drogas. El fentanilo te mata», basada en dos pilares: prevención, a través de la educación y la cultura, y atención, desde el sector salud. Sin embargo, la pregunta clave es: ¿es esta estrategia suficiente para enfrentar un problema tan complejo?
La inclusión de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Secretaría de Cultura en la estrategia sugiere un esfuerzo por abordar el problema desde la formación y la concientización temprana. En teoría, este enfoque es acertado, pues la educación es un pilar fundamental en cualquier estrategia de prevención de adicciones.
El otro pilar de la campaña se centra en la atención desde el sector salud. Esto es un acierto en términos de reconocer que la drogadicción no es solo un problema de seguridad, sino también un tema de salud pública. Sin embargo, el éxito de esta estrategia dependerá de qué tan accesibles y eficaces sean los tratamientos ofrecidos.
La campaña «Aléjate de las drogas. El fentanilo te mata» reconoce la necesidad de una respuesta multidimensional, lo cual es positivo. No obstante, para que esta estrategia funcione, se debe evitar caer en los errores del pasado, donde la prevención se limita a publicidad alarmista y la atención en salud es insuficiente.
Si el gobierno quiere realmente reducir el impacto del fentanilo en México, debe basarse en la evidencia científica. Además, es fundamental que la estrategia sea evaluada periódicamente. El fracaso de las campañas mediáticas antidrogas en EE.UU. nos deja una lección clara: sin una estrategia integral, la publicidad es insuficiente para combatir el problema del consumo de sustancias.